Nuestros hermanos son amor, abundancia y felicidad

Nuestros hermanos no pueden ofendernos. Nuestros hermanos no pueden hacernos daño. Nuestros hermanos no pueden privarnos de nada. Ellos son amor, abundancia y felicidad, tal es su verdadero ser y así es como debemos percibirlos. Cuando percibamos algo en nuestros hermanos que no esté conforme con esto, confiemos en el Espíritu Santo para que Él elimine todo aquello que no es real. Nuestra confianza plena en el poder sanador del Espíritu Santo hará que se deshaga cuanto no sea propio de nuestra condición amorosa.

Jesús María Bustelo Acevedo

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