El ateísmo no existe

Negar a Dios es negarnos a nosotros mismos, porque somos su creación, y porque los bienes eternos de nuestro verdadero hogar (el Amor, la Paz, la Libertad, la Inocencia, la Bondad...) sólo podemos gozarlos en Dios (sólo en Dios podemos crear, sólo los pensamientos que con Dios compartimos son verdaderos). Al negar a Dios, y negarnos a nosotros mismos, adoramos la muerte, elegimos el falso dios de la muerte en lugar del Dios verdadero. Aunque pensemos que somos ateos, adoramos al dios de la muerte al no aceptar al Dios de la vida. En realidad, nadie puede cambiar lo que no existe (el dios de la muerte) por lo que existe (Dios, nuestro Creador), pero podemos imaginarnos que lo hacemos. A consecuencia de esa plena fe en el falso dios de la muerte, grabamos en nuestra subconsciencia la consigna de que todo está sometido a ella, es decir, a la mentira: de ahí que sin rubor alguno afirmemos la relatividad de la verdad, cuando la verdad es lo único absoluto que no precisa de relación alguna ni puede concebirla, ya que nada verdadero es ajeno a ella. Al elegir la muerte como "nuevo dios", en todas nuestras obras le rendimos pleitesía ya que están condicionadas por la muerte.

Jesús María Bustelo Acevedo

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