La vida cotidiana nos da la impresión de tener que estar eligiendo permanentemente. Pero nuestra única elección verdadera (conforme con la verdad) es la de la Eternidad a la cual pertenecen nuestras almas. Aquello que deja de existir, no ha existido nunca, no es vida de por sí, sólo un elemento aparente animado por ella, y su único valor es el de ser herramienta para nuestro aprendizaje. Nosotros le damos ese valor cuando sabemos que no tiene otro.
Jesús María Bustelo Acevedo
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