El ego funciona sin amor

El ego funciona siempre sin amor, es un artilugio que dispone de su propio carburante, el amor falso, una substancia altamente contaminante hasta el punto de que el propio ego le tiene miedo. No contento con temer al amor verdadero, teme incluso el sucedáneo que de él se inventa. Todo el que vive preso del ego está continuamente buscando amor, ese que no se reconoce en sí mismo. Los deseos del ego van siempre acompañados del oculto deseo de que no sean satisfechos, porque la falsa existencia del ego no es más que una continua búsqueda sin fin. El ego no es más que mendicidad, culto a la carencia, que busca suplir en el mundo que percibe como exterior toda esa pobreza y necesidad que a sí mismo se atribuye. Una vez creado este mecanismo pedigüeño, este saco sin fondo que es el ego, sólo falta adornarlo con conceptos complejos y enrevesados... Schopenhauer, Nietszche, Freud, Darwin y otros muchos pensadores, con su insuperable e irrebatible inventiva, pueden echarnos una mano en este sentido.

Jesús María Bustelo Acevedo

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