Fe en el pecado

Quien cree en el pecado y en la justicia que lo castiga, ya se ha condenado a sí mismo a ese falso mundo del pecado. Y seguirá en esa condena en tanto no reconozca la falsedad del pecado y la verdad de la eterna inocencia del Hijo de Dios.

Jesús María Bustelo Acevedo

La Justicia de Dios

Quienes creen en el pecado no relacionan la justicia con el amor, sino con el castigo, la condena, la represalia, la venganza... En resumen, con la proyección de la culpa. Proyectamos la culpa para conservarla; con ojos culpables, sólo vemos culpa, mas con la verdadera Visión de Cristo vemos un mundo inocente. Tal es la Justicia Divina, que sólo puede ver el Amor propio de Su Divinidad y de toda la Creación. El mundo falso del pecado no forma parte de la verdad, y aquello que habita en la verdad no concibe nada que no sea esa verdad. Por lo tanto, ese Juez llamado Dios sólo nos ve en el Amor en el que nos creó, en la inocencia, en la pureza y en la eternidad propias de nuestras almas, almas creadas en, por y para el Amor... Quienes creen en el pecado no pueden comprender esto, porque su fe en el pecado es su fe en la venganza, en el castigo, en el ataque... Es decir, en lo que es propio de un falso mundo sin amor, ajeno a Dios.

Jesús María Bustelo Acevedo

La enseñanza del ego

Por más que el ego enseñe que somos lo que no somos, lo que somos siempre lo somos.

Jesús María Bustelo Acevedo

El Camino, la Verdad y la Vida

El Espíritu Santo nos enseña el poder del Reino de Dios, y al enseñárnoslo nos da a conocer que nos pertenece. El Maestro Jesús está siempre con nosotros. Puesto que tiempo y espacio forman parte de una realidad falsa, la historia de Jesús sucede en nuestros corazones, es decir, permanentemente. Y está historia de Jesús está expresada y resumida en su hecho clave: la Resurrección. La Resurrección nos muestra que nada real puede ser amenazado. Como Jesús está en nuestros corazones, allí es donde se encuentra la Verdad, el Camino y la Vida, el camino de retorno, la vida verdadera y la verdad por antonomasia.

Jesús María Bustelo Acevedo

Perdonar es un regalo

Perdonar es un regalo (un presente) que nos hacemos. Perdonar es desprenderse del pasado y sus condicionantes y abrazar gozosos nuestro verdadero Ser que se "desenvuelve" en la Eternidad. Elegir el perdón deshace el ataque propio del mundo falso; ataque es debilidad y es consecuencia del miedo. Perdonar es reencontrarnos con el poder y la invulnerabilidad con la que Dios nos crea.

Jesús María Bustelo Acevedo

La dación

Somos Amor, y lo somos porque ejercemos la dación (la dación es el acto de dar). Mas un acto es un valor permanente sin el cual el Amor no se concibe. El Amor es Amor porque se está dando permanentemente. Damos Amor, y por eso lo tenemos. Fíjate que el ego lo entiende al revés: tenemos amor y por eso lo damos, y nos enfadamos cuando no nos corresponden. Pero no es así, el Amor se renueva con su propia dación, puesto que darse es su finalidad.

Jesús María Bustelo Acevedo

La verdadera dicha

La verdadera dicha nos llega a través del Espíritu Santo. El ego no sabe quién eres tú, por lo tanto no puede saber lo que te hace dichoso. Sólo Dios conoce tu naturaleza, puesto que es Su Obra. Sólo desde la Visión podemos comprender (y concebir) qué es verdaderamente la felicidad.

Jesús María Bustelo Acevedo

Origen del miedo

Sólo donde no hay verdad, hay miedo. El miedo erige una realidad falsa, y lo que es falso siempre necesita aliados, como la culpabilidad. La culpabilidad proyectada en nuestros hermanos es la justificación de nuestro miedo. Si no los miramos con amor, no los podemos percibir con ese amor. Cuando el miedo suplanta nuestro amor, sólo vemos pecados en nuestros semejantes, que por ellos deben ser castigados. En nuestras relaciones están reflejados ese amor o ese miedo con el que percibimos a los demás. Con los ojos del amor vemos al mundo tal como verdaderamente es, pues cuando hay amor en la mirada, nada que no sea la verdad de ese amor puede ser abrazado por ella.

Jesús María Bustelo Acevedo

La paz está en nuestras almas

Nuestras almas amorosas albergan la paz. Y es allí desde donde la compartimos con nuestros semejantes. Esa es la Voluntad de Dios y en ello nos ayuda e inspira el Espíritu Santo. Sólo nuestra fe en él nos facilita esa ayuda y esa divina inspiración. La paz de Dios está en nuestras almas amorosas y el ruido del mundo no puede perturbarla. Todo cuanto nos pudiera privar de ella no es más que falsedad que se deshace, como un sueño ingrato que no nos priva de la alegría del despertar.

Jesús María Bustelo Acevedo

El pecado no pide corrección

El pecado no pide corrección, pide castigo y el castigo no supone corrección. Quien es todo amor no puede castigar, no concibe el castigo; luego quien castiga al pecado forma parte del mismo mundo falso del pecado, puesto que Dios forma parte de esa realidad de amor y de inocencia desde la cual el castigo es inconcebible, y al igual que Dios, toda la Creación de la que formamos parte. Pues somos sus criaturas y sus creadores, no porque lo creemos a Él, sino porque todas nuestras creaciones están hechas con el Amor que de Él hemos heredado.

Jesús María Bustelo Acevedo

Error

Pecado y culpabilidad son los dos extremos de un mismo círculo vicioso que gira vanamente sobre sí mismo hasta que nos salgamos de ese falso juego en el que por error entramos. Y como fue un error, precisamente por eso puede ser corregido, y con ello retornamos a nuestra auténtica naturaleza, es decir, dejamos lo falso y abrazamos la verdad.

Jesús María Bustelo Acevedo