Nuestro Gran Consejero

El Espíritu Santo es nuestro Gran Consejero, aquel que sabe todo aquello que nosotros aún ignoramos. Por eso la fe y confianza en él produce mejores resultados que la fe en nuestra propia ignorancia. No pasa nada con ser ignorante: el hombre más sabio es el que reconoce su ignorancia. Cuando reconocemos nuestra ignorancia expresamos la voluntad de ser la verdad que somos. La verdad que somos, el Conocimiento, no es algo que se aprenda, es algo que se es.

Todo lo que se produzca en lo referente a nuestras relaciones de la vida cotidiana, es el Espíritu Santo quien se encarga de resolverlo en favor del bien, es decir, en favor del aprendizaje de toda la fraternidad humana. Por lo tanto, nuestro único aporte en este sentido es nuestra plena confianza en la labor del Espíritu Santo. No queramos hacer su trabajo: el Espíritu Santo sabe como transformar cualquier pequeña rencilla en una enseñanza de amor para todos.

Jesús María Bustelo Acevedo

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