El cuerpo es un medio de comunicación

Cuando tomamos por real este mundo de apariencias, nos percibimos como cuerpos efímeros y vulnerables. En realidad, más que con el cuerpo, nos identificamos con esa invisible capa que lo delimita y que llamamos forma. Nos identificamos con las formas, por eso no tenemos conciencia real de la naturaleza y peculiaridades de nuestro cuerpo; lo maltratamos con malos hábitos y malas posturas. Aquel que se reconoce como espíritu, trata correctamente al cuerpo, manteniéndolo limpio y saludable y haciendo uso de todas sus herramientas de manera eficiente. El cuerpo es nuestra televisión privada particular, no necesita publicidad para mantenerse: basta con un buen corazón y grandes deseos de ofrendar a nuestros semejantes lo mejor de nosotros. Tenemos programas para toda la familia: comedias superdivertidas, películas de aventuras, documentales interesantísimos sobre lugares exóticos, el espacio para la lírica, la hora del bricolaje, programas infantiles, de cocina, arte, deporte, ópera, zarzuela, cursillos de baile flamenco, etc, etc, etc... Cuando el ego nos suplanta, se apaga esa tele y se termina el show de la vida... Cuando el ego nos suplanta, no estamos transmitiendo nada... La tele está apagada, pero toda la plantilla está en su puesto y lista para hacer su trabajo, sólo falta encender la vida y comenzar a emitir. Si nos sentamos y cruzamos de brazos para ver lo que otros transmiten, todas nuestras emisiones no les van a llegar a nuestros semejantes.

Jesús María Bustelo Acevedo

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