El ateísmo no existe

Negar a Dios es negarnos a nosotros mismos, porque somos su creación, y porque los bienes eternos de nuestro verdadero hogar (el Amor, la Paz, la Libertad, la Inocencia, la Bondad...) sólo podemos gozarlos en Dios (sólo en Dios podemos crear, sólo los pensamientos que con Dios compartimos son verdaderos). Al negar a Dios, y negarnos a nosotros mismos, adoramos la muerte, elegimos el falso dios de la muerte en lugar del Dios verdadero. Aunque pensemos que somos ateos, adoramos al dios de la muerte al no aceptar al Dios de la vida. En realidad, nadie puede cambiar lo que no existe (el dios de la muerte) por lo que existe (Dios, nuestro Creador), pero podemos imaginarnos que lo hacemos. A consecuencia de esa plena fe en el falso dios de la muerte, grabamos en nuestra subconsciencia la consigna de que todo está sometido a ella, es decir, a la mentira: de ahí que sin rubor alguno afirmemos la relatividad de la verdad, cuando la verdad es lo único absoluto que no precisa de relación alguna ni puede concebirla, ya que nada verdadero es ajeno a ella. Al elegir la muerte como "nuevo dios", en todas nuestras obras le rendimos pleitesía ya que están condicionadas por la muerte.

Jesús María Bustelo Acevedo

El Amor es fortaleza absoluta

El Amor es fortaleza absoluta, poder ilimitado, completa invulnerabilidad; por eso, lo que es Amor no concibe el sufrimiento. El Amor sólo sabe ofrendar gozo, alegría, paz; no espera nada a cambio, porque se alimenta de su propia dación. El Amor no puede hacernos daño (justamente, el hacernos daño evidencia la ausencia de Amor). Al ser Amor, porque el Amor es Vida, sus propias cualidades son los elementos de nuestra verdadera identidad.

Jesús María Bustelo Acevedo

La ignorancia garantiza el conocimiento

Para ser ignorante y tener conciencia de serlo, hay que tener la evidencia de que existe un conocimiento. Luego nuestra ignorancia garantiza que ese conocimiento existe, y garantiza que tenemos conciencia de él; y si tenemos conciencia de él, es porque es nuestro, está a nuestro alcance; y si está a nuestro alcance, es porque es parte de nuestro ser, y si es "parte" de nuestro ser, es que es nuestro Ser, un ser que no puede ser fraccionado en partes. En resumen, la conciencia de nuestra ignorancia garantiza que somos conocimiento. Si nos sentimos ignorantes, debe ser porque hemos abandonado ese conocimiento que somos, y si lo hemos abandonado es porque "antes" lo teníamos... Luego, tenemos que recuperarlo, que recordarlo... Recordar significa "volver al corazón", allá donde, en palabras de Jesús de Nazaret, se encuentra el Reino de los Cielos.

Jesús María Bustelo Acevedo

Sólo los pensamientos amorosos son de verdad

Son los pensamientos que no compartimos con Dios los que nos hacen enfermar. En realidad, sólo los pensamientos amorosos, es decir aquellos que con Él compartimos, son verdaderos.

Jesús María Bustelo Acevedo

La Curación

La curación representa todo aquello que nos ocultamos a nosotros mismos para proteger nuestra falsa y caduca identidad que no reconoce la verdad de nuestro ser en su perenne y plena salud.

Jesús María Bustelo Acevedo

La Voluntad de Dios es que seamos felices

La Voluntad de Dios es que seamos felices, eternamente. Cuando elegimos la alegría, estamos alabando a Dios y estamos gozando de la gracia que de Él heredamos. Desde esta elección, construimos un mundo amoroso, feliz y abundante para todos. La Divinidad está en nosotros, así que su elección es nuestra propia y común elección.

Jesús María Bustelo Acevedo

Todas nuestras oraciones son respondidas

La Biblia nos dice que todas nuestras oraciones son respondidas. Pero si una oración no es más que una petición fabricada por el miedo, la única respuesta posible es la evidencia de que el miedo no puede ser satisfecho en sus pretensiones. El miedo es carencia, es división y es contradicción; por lo tanto, no sabe lo que quiere. Quien es movido por el miedo, por muy fervorosas que aparenten ser sus oraciones, no puede verse complacido por el Espíritu Santo. Pedimos con amor y por amor, porque el amor es nuestra naturaleza y el miedo no es más que un no reconocimiento de esta naturaleza que somos. Igual que pedimos con amor y por amor, el Espíritu Santo responde con amor y por amor. No podemos escuchar su respuesta cuando el miedo nos ensordece. Pedimos con y por amor, y recibimos esa respuesta del Espíritu Santo con y por amor.

Jesús María Bustelo Acevedo