Libertad

El cuerpo es un limitador, pero nuestra mente es infinita, tan infinita como su libertad; por lo tanto, no se puede encerrar en un cuerpo. Imaginárnosla presa de ese cuerpo es percibirnos sin libertad. Cuando no nos reconocemos en ese cuerpo perecedero, éste se pone a nuestro servicio en nuestra búsqueda del conocimiento, en el ejercicio de nuestra creatividad y en nuestra propia condición de almas libres, en esa libertad que sólo es concebible en el mundo verdadero del Amor para el cual somos creados en la Eternidad. Sólo lo que existe alberga libertad. El ego no puede ser libre y cuanto construye en su mundo de apariencias es mecánico, reaccionario, dependiente y previsible, que son las etiquetas que definen a aquello que no opera en libertad. La libertad es un don sagrado que Dios comparte con nosotros por su Voluntad; las percepciones conflictivas de una supuesta libertad están basadas en la falsa idea de la separación que no reconoce la Unidad de Dios y de toda Su Obra.

Jesús María Bustelo Acevedo

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