Fuente de Amor

Las ilusiones son la consecuencia inevitable de la falta de fe; es decir, que es la fe la que nos encamina hacia la verdad. Y ¿qué es la verdad sino la presencia y plenitud del conocimiento? Luego la fe verdadera tiene que ver con el conocimiento, no tiene que ver con apariciones extraordinarias ni sucesos paranormales (delegaciones en la magia). Quien desea estas cosas es porque no tiene fe (desear es un pseudovalor propio del ego; nuestra naturaleza verdadera, toda amor y abundancia, no precisa de otra cosa que compartir esos bienes, y no concibe por lo tanto el concepto de desear). El agua no tiene sed. Por eso le habla Jesús a la samaritana de ese agua que nos quita eternamente la sed, que es una imagen poética de esa Fuente de Amor con la que Dios crea nuestras almas.

Jesús María Bustelo Acevedo

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