Origen del miedo

Sólo donde no hay verdad, hay miedo. El miedo erige una realidad falsa, y lo que es falso siempre necesita aliados, como la culpabilidad. La culpabilidad proyectada en nuestros hermanos es la justificación de nuestro miedo. Si no los miramos con amor, no los podemos percibir con ese amor. Cuando el miedo suplanta nuestro amor, sólo vemos pecados en nuestros semejantes, que por ellos deben ser castigados. En nuestras relaciones están reflejados ese amor o ese miedo con el que percibimos a los demás. Con los ojos del amor vemos al mundo tal como verdaderamente es, pues cuando hay amor en la mirada, nada que no sea la verdad de ese amor puede ser abrazado por ella.

Jesús María Bustelo Acevedo

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