Nuestro Gran Consejero

El Espíritu Santo es nuestro Gran Consejero, aquel que sabe todo aquello que nosotros aún ignoramos. Por eso la fe y confianza en él produce mejores resultados que la fe en nuestra propia ignorancia. No pasa nada con ser ignorante: el hombre más sabio es el que reconoce su ignorancia. Cuando reconocemos nuestra ignorancia expresamos la voluntad de ser la verdad que somos. La verdad que somos, el Conocimiento, no es algo que se aprenda, es algo que se es.

Todo lo que se produzca en lo referente a nuestras relaciones de la vida cotidiana, es el Espíritu Santo quien se encarga de resolverlo en favor del bien, es decir, en favor del aprendizaje de toda la fraternidad humana. Por lo tanto, nuestro único aporte en este sentido es nuestra plena confianza en la labor del Espíritu Santo. No queramos hacer su trabajo: el Espíritu Santo sabe como transformar cualquier pequeña rencilla en una enseñanza de amor para todos.

Jesús María Bustelo Acevedo

Nuestra única elección verdadera

La vida cotidiana nos da la impresión de tener que estar eligiendo permanentemente. Pero nuestra única elección verdadera (conforme con la verdad) es la de la Eternidad a la cual pertenecen nuestras almas. Aquello que deja de existir, no ha existido nunca, no es vida de por sí, sólo un elemento aparente animado por ella, y su único valor es el de ser herramienta para nuestro aprendizaje. Nosotros le damos ese valor cuando sabemos que no tiene otro.

Jesús María Bustelo Acevedo


La verdad es única, armónica y sin límites

En nuestro verdadero hogar no existen esas jerarquías y gradaciones con las que pretendemos desmenuzar el mundo que percibimos y segregarlo en fragmentos confrontados. La verdad es única, armónica y sin límites; sólo se comprende desde ella misma, sin que desde ella misma se conciba nada ajeno a sí.

Jesús María Bustelo Acevedo

No hay poder real en un falso mundo

Un poder real no nos vale en un mundo que es falso, y un mundo que es falso no nos vale para reconocer ese poder que es real.

Jesús María Bustelo Acevedo

El poder redople

Somos tan poderosos que nos podemos convencer a nosotros mismos de que lo falso es real y vivir en ello sin que nos asalte ninguna duda.

Jesús María Bustelo Acevedo

La empatía

La verdadera empatía es aquella que nos une en nuestra fortaleza, que reconoce la comunión, la común unión, de nuestras almas, y el amor que compartimos eternamente. La empatía es como el empate, y el empate es la igualdad; no tenemos que competir para que uno gane y el otro pierda porque nuestra victoria es común; somos del mismo equipo, de la misma filiación, el mismo amor nos une, no hay rival contra el que confrontarnos; cuando somos amor, somos plenitud, y en la perfección del Reino de los Cielos para el que somos creados no se concibe la idea de superarse, sólo expandirse.

Jesús María Bustelo Acevedo

El Nacimiento de Cristo

En ese Reino de los Cielos que está en nuestros corazones hay una estrella que nos anuncia el Nacimiento de Cristo, aquel que nos redime de ese falso mundo de pecados, de ese "eterno" retorno a un mundo aparente de efectos considerado como causa de nuestra propia identidad, percibida y valorada entonces como algo tan falso, tan relativo y tan caduco como esa diminuta realidad de carencia y separación de la que nos informan nuestros sentidos condicionados. Tan sólo el Nacimiento de Cristo en nuestras almas constituye nuestras Salvación. ¿En qué otro lugar podría nacer Cristo sino en ese templo divino en el que Dios puso el Reino de los Cielos, en nuestras almas? El mensaje de Cristo es que aquello que se sacrifica no tiene ningún valor, porque pertenece al falso mundo del cuerpo, cuya única función es servirnos de herramienta en el tránsito por esta realidad aparente que llamamos mundo. Porque la Vida es el Amor en el que somos creados para la Eternidad gracias al compartimiento que Dios hace de su Naturaleza.

Jesús María Bustelo Acevedo

La falsedad del sacrificio

Uno de los engaños del ego es el sacrificio, que no es más que culpabilidad en nosotros o proyectada en nuestros hermanos. La idea de sacrificio es consecuencia de la negación del amor infinito que somos, un amor de naturaleza feliz, eterna y oferente. Al negar este amor verdadero, nos inventamos uno falso que no es más que sufrimiento disfrazado, un sufrimiento que queremos hacer pagar a nuestros semejantes o por el que nos sentimos en deuda con ellos. Dolor, deuda, pago, compromiso, obligación... Esas son las expresiones de un mundo falso sin amor, donde en su lugar lo que impera es el negocio y el resentimiento, hasta el punto de improvisar efímeras sensaciones placenteras conformes con su idea de separación y ataque.

Jesús María Bustelo Acevedo

Dios es Libertad

Dios es Libertad: vivir en su Reino es gozar de nuestra condición amorosa, de nuestro poder infinito y de nuestra naturaleza benévola. Pero el ego, que es servidumbre en cuanto que es la negación de nuestro ser real, pretende convencernos de que la libertad está en su pequeño mundo de carencia y confrontación, y que la esclavitud es el Reino de Dios, donde todo está programado con una meticulosa y perfecta precisión. Cuando en los instantes en los que nos identificarmos con nuestra naturaleza amorosa y libre sentimos que no es así, el ego hará una nueva propuesta: el Reino de Dios es como una gran "Nadidad", donde te unes, te fundes, te disipas y ya no eres nada de nada... En cualquier caso, el despliegue de su inventiva (efímera) no tiene más límite que la Verdad de nuestro Ser (eterna).

Jesús María Bustelo Acevedo

La vida es un regalo

El presente es un encuentro con nosotros mismos, con la verdad de nuestro ser.

Jesús María Bustelo Acevedo

¿Qué es la violencia?

El ego asocia el amor con la debilidad, con la vulnerabilidad, con la inferioridad... No es extraño que haga esto, porque el amor, el amor de verdad, supone la evidencia de que el ego no existe. Lógicamente, al pensar así, considera que el odio es fortaleza y que el ataque es expresión de superioridad. Pero el ataque es consecuencia de sentirse vulnerable ante una aparente amenaza externa, y esta sensación de estar indefenso que mueve al ataque más bien denota sentimiento de inferioridad. La violencia no es más que un intento de disimular ese sentimiento de inferioridad que aquel que ataca siente con respecto al atacado.

Jesús María Bustelo Acevedo

El Inocente Hijo de Dios habita en la Eternidad

El Inocente Hijo de Dios habita en la Eternidad, no puede ser amenazado. Para ser amenazado se precisa morar en la ilusión del tiempo, que es donde el ego despliega su abanico de falsedades. Es en esa inmortalidad del Hijo de Dios donde aguarda nuestro verdadero hogar, el Reino del Amor para el que somos creados eternamente.

Jesús María Bustelo Acevedo

Este es un mundo de símbolos

La crucifixión (+ y ficción, la ficción de que esa cruz de la muerte rige nuestra existencia, en lugar del Dios de Vida que nos crea para la Eternidad) es un símbolo del ego, y la Resurrección, un símbolo de la Eternidad.

Jesús María Bustelo Acevedo

El Sueño de Adán

Adán creyó ser expulsado del Paraíso, pero Jesús nos dijo que el Reino de los Cielos está en nuestros corazones, y el Reino de los Cielos no es otra cosa que esa Eternidad en la que Dios nos crea compartiendo su Naturaleza. La Biblia nos dice que Adán cayó dormido, por lo tanto esa expulsión no fue más que una pesadilla de la cual aún no hemos despertado porque no sabemos que nuestro verdadero ser sigue en ese Paraíso.

Jesús María Bustelo Acevedo

La debilidad del ego se evidencia en el ataque

La necesidad de confrontar inherente al ego define su debilidad. Atacar es reconocer en lo atacado un poder que quien ataca percibe como escaso o ausente en sí mismo. Quien es consciente de la fortaleza infinita de su ser no precisa de ningún ataque ni tampoco puede sentirse atacado en ninguna situación. Vive conforme a esa fortaleza del Amor que es su ser real y simplemente busca lo que le falta. ¿Y qué le falta a quien es todo Amor? Compartirlo.

Jesús María Bustelo Acevedo

La gratitud facilita el goce de la abundancia

El ego quiere que busquemos y que nunca hallemos, porque en ello está su supervivencia. El Espíritu Santo, por el contrario, nos anima a una búsqueda en la que siempre vamos a hallar, porque el objetivo no es otro que el tesoro infinito de nuestros corazones. Ese tesoro infinito que fue voluntad de Dios que disfrutáramos plenamente y es nuestra propia gratitud lo que nos hace gozar de él. La gratitud es el estado de gracia, de alegría, de dicha, en el que Dios nos crea en y para la Eternidad. La gratitud es el sentimiento amoroso más bello que podemos albergar para nuestro Creador.

Jesús María Bustelo Acevedo

El ego no puede amar

El ego nunca puede verse satisfecho en el amor, porque el ego no puede amar, y como es consciente de ello, también percibe a los demás como incapaces de amarle a él.

Jesús María Bustelo Acevedo

El ego funciona sin amor

El ego funciona siempre sin amor, es un artilugio que dispone de su propio carburante, el amor falso, una substancia altamente contaminante hasta el punto de que el propio ego le tiene miedo. No contento con temer al amor verdadero, teme incluso el sucedáneo que de él se inventa. Todo el que vive preso del ego está continuamente buscando amor, ese que no se reconoce en sí mismo. Los deseos del ego van siempre acompañados del oculto deseo de que no sean satisfechos, porque la falsa existencia del ego no es más que una continua búsqueda sin fin. El ego no es más que mendicidad, culto a la carencia, que busca suplir en el mundo que percibe como exterior toda esa pobreza y necesidad que a sí mismo se atribuye. Una vez creado este mecanismo pedigüeño, este saco sin fondo que es el ego, sólo falta adornarlo con conceptos complejos y enrevesados... Schopenhauer, Nietszche, Freud, Darwin y otros muchos pensadores, con su insuperable e irrebatible inventiva, pueden echarnos una mano en este sentido.

Jesús María Bustelo Acevedo

Miedo

Cuando damos crédito al miedo, se lo estamos negando al amor.

Jesús María Bustelo Acevedo

Juzgamos tal como nos juzgamos a nosotros mismos

Cuando juzgamos al prójimo, hacemos previamente el mismo juicio contra nosotros mismos. Cualquier aspecto negativo que hemos percibido y analizado en nuestros hermanos es porque anteriormente nos hemos visto a nosotros con ese aspecto negativo. Nos enfocamos en aquello en lo que hemos decidido enfocarnos. Si cultivamos en nosotros un mundo de amor, de bondad, de ternura, de inocencia, de serenidad, de comprensión, de solidaridad, de alegría... nos vamos a enfocar en todo aquello que guarde relación con esos valores, vamos a abrazar nuestro abanico de percepciones desde esos valores en los que hemos invertido. Y con esos valores vamos a ver a nuestros semejantes cuando ellos mismos los manifiesten y compartan o cuando expresen olvido y petición de ellos. Será una bendición para nosotros poderles ayudar.

Jesús María Bustelo Acevedo

La verdad siempre es

No se precisa hacer nada para tener fe plena en la verdad. Sólo lo que es falso busca justificaciones en argumentos o en acciones de las que depende, y la verdad no puede ser dependiente de ninguna acto o de ninguna argumentación elaborada; solamente las mentiras tienen esa dependencia. Ignoramos la verdad cuando desde el ego pretendemos analizar ese error que hemos percibido. Hay que enfocarse en la verdad, no en el error, que pertenece a un mundo que no es real; la atención que prestemos a cualquier elemento de ese mundo falso es una concesión de poder (concesión de poder que, lógicamente, tiene lugar dentro de la ficción del ego, porque en el mundo falso no se puede ejercer ningún poder, sólo se da una apariencia de él: el poder del mundo falso es siempre el falso poder que le cuadra a su falsedad que toma su carburante de la distorsión del propio Poder de Dios que niega, como un espejo que distorsiona nuestro rostro toma la imagen de nosotros sin serlo).

Jesús María Bustelo Acevedo

Nuestros hermanos son amor, abundancia y felicidad

Nuestros hermanos no pueden ofendernos. Nuestros hermanos no pueden hacernos daño. Nuestros hermanos no pueden privarnos de nada. Ellos son amor, abundancia y felicidad, tal es su verdadero ser y así es como debemos percibirlos. Cuando percibamos algo en nuestros hermanos que no esté conforme con esto, confiemos en el Espíritu Santo para que Él elimine todo aquello que no es real. Nuestra confianza plena en el poder sanador del Espíritu Santo hará que se deshaga cuanto no sea propio de nuestra condición amorosa.

Jesús María Bustelo Acevedo

Dios sólo da

Dios sólo da, nunca quita. Si decimos que somos ofrenda de amor es porque esa es también la naturaleza de nuestro Padre. Podemos pedirle a Dios todo lo que queramos que Dios nos lo dará, pero siempre desde nuestra consciencia de que somos amor, abundancia y felicidad. Dar significa compartir; cuando Dios nos da, Dios comparte con sus hijos, tal como comparte su vida al crearnos para la Eternidad.

Jesús María Bustelo Acevedo

Somos creados en la felicidad

La voluntad de Dios para con nosotros es perfecta felicidad, porque en ella somos creados.

Jesús María Bustelo Acevedo

Para comprender hay que ser como niños

Para conocer es preciso reconocer nuestra ignorancia. En el falso mundo de apariencias no progresamos en el conocimiento porque damos por sentado que las percepciones condicionadas de nuestros sentidos son la verdad, y ante este límite inventado nos detenemos. Por eso nos dice la Biblia que para comprender de verdad tenemos que ser como niños. El Espíritu Santo sabe el significado de todo y en su lenguaje nos lo dirá en nuestros corazones si de verdad se lo preguntamos.

Jesús María Bustelo Acevedo

La Voluntad de Dios es que seamos felices

La Voluntad de Dios es que seamos felices, eternamente. Cuando elegimos la alegría, estamos alabando a Dios, abrazamos gozosos la Gracia de Dios: no hay gracia sin alegría y lo que no tiene la Gracia de Dios no tiene gracia ninguna. Desde esta elección, construimos un mundo amoroso, feliz y abundante para todos, un mundo conforme con nuestra verdadera naturaleza en la que Dios nos crea para la Eternidad. Lo construimos con nuestra condición de creadores, virtud que Dios comparte con nosotros al darnos vida, una vida cuya santidad está garantizada por Dios.

Jesús María Bustelo Acevedo

Todo el mundo adora a un dios

Todos adoramos a un dios: cuando negamos al Dios del Amor, de la abundancia, de la benevolencia, del conocimiento, de la libertad, de la luz..., entonces, instantáneamente, aunque no tengamos conciencia de ello, adoramos al falso dios de la esclavitud del ego, al falso dios de la confrontación, de la escasez, de la malicia, de la ignorancia y de la inventiva retorcida que con sus elaboradas construcciones intenta justificar todos esos pseudovalores del mundo de la esclavitud que representa el ego. El Dios del Amor quiere que hagamos nuestra voluntad, nuestra voluntad verdadera, la que emana de nuestro ser real, y quiere que la hagamos con la alegría de la libertad. Por eso Dios es Libertad, y las caricaturas que el ego construye de la libertad no son más que formas de esclavitud.

Jesús María Bustelo Acevedo

No hay milagros en las tinieblas

Es en la luz, en el mundo real, en Dios, en la verdad eterna en la que somos creados, donde sentimos la presencia de los milagros, aunque no se precisen milagros en la Eternidad ni haya milagro mayor que la propia vida. Aferrados al ego (que es la no aceptación de la luz, es decir el mundo de las tinieblas), es imposible sentir estos milagros. El ego no hace milagros: el ego fabrica sus ficciones de confrontación en el mundo de la oscuridad; en él expresa su falsa religión del culto a la carencia y a un dios tan falso como remoto e indiferente, da igual que se crea o no en él... ¿Qué importancia tiene creer o no en un dios de mentira cuando se niega el milagro de la Vida, la Divinidad presente en toda la Creación?

Jesús María Bustelo Acevedo

El ego es el padre de su padre

Vivir es crear. Toda criatura tiene un creador. Por lo tanto, todo lo que hacemos está en relación, consciente o inconscientemente, con la búsqueda de Aquel que es nuestro Creador; todas nuestras resoluciones son la respuesta a esa búsqueda. Y como nosotros mismos fabricamos esa respuesta, le somos fieles a ese "dios". Cuando no reconocemos a la Divinidad como nuestro Poder (Padre) Creador, ese hueco lo cubre la necesidad de inventarnos un "padre". Esto ya es una "acción" del ego: el ego es el padre del padre que se inventa. Ningún hijo es padre de su padre, eso sólo sucede en la locura de creer que la falsedad es el mundo real, que un mundo de efectos, que es una mera proyección, es un poder causante... Si no reconocemos a nuestro Padre, que nos dejó su naturaleza en nuestros corazones, es imposible que disfrutemos de los bienes que Él nos regala, aunque paradójicamente, tomemos de ellos el carburante de nuestra limitada inventiva que no reconoce al Dios de Vida que es todo Amor.

Jesús María Bustelo Acevedo

El ateísmo no existe

Negar a Dios es negarnos a nosotros mismos, porque somos su creación, y porque los bienes eternos de nuestro verdadero hogar (el Amor, la Paz, la Libertad, la Inocencia, la Bondad...) sólo podemos gozarlos en Dios (sólo en Dios podemos crear, sólo los pensamientos que con Dios compartimos son verdaderos). Al negar a Dios, y negarnos a nosotros mismos, adoramos la muerte, elegimos el falso dios de la muerte en lugar del Dios verdadero. Aunque pensemos que somos ateos, adoramos al dios de la muerte al no aceptar al Dios de la vida. En realidad, nadie puede cambiar lo que no existe (el dios de la muerte) por lo que existe (Dios, nuestro Creador), pero podemos imaginarnos que lo hacemos. A consecuencia de esa plena fe en el falso dios de la muerte, grabamos en nuestra subconsciencia la consigna de que todo está sometido a ella, es decir, a la mentira: de ahí que sin rubor alguno afirmemos la relatividad de la verdad, cuando la verdad es lo único absoluto que no precisa de relación alguna ni puede concebirla, ya que nada verdadero es ajeno a ella. Al elegir la muerte como "nuevo dios", en todas nuestras obras le rendimos pleitesía ya que están condicionadas por la muerte.

Jesús María Bustelo Acevedo

El Amor es fortaleza absoluta

El Amor es fortaleza absoluta, poder ilimitado, completa invulnerabilidad; por eso, lo que es Amor no concibe el sufrimiento. El Amor sólo sabe ofrendar gozo, alegría, paz; no espera nada a cambio, porque se alimenta de su propia dación. El Amor no puede hacernos daño (justamente, el hacernos daño evidencia la ausencia de Amor). Al ser Amor, porque el Amor es Vida, sus propias cualidades son los elementos de nuestra verdadera identidad.

Jesús María Bustelo Acevedo

La ignorancia garantiza el conocimiento

Para ser ignorante y tener conciencia de serlo, hay que tener la evidencia de que existe un conocimiento. Luego nuestra ignorancia garantiza que ese conocimiento existe, y garantiza que tenemos conciencia de él; y si tenemos conciencia de él, es porque es nuestro, está a nuestro alcance; y si está a nuestro alcance, es porque es parte de nuestro ser, y si es "parte" de nuestro ser, es que es nuestro Ser, un ser que no puede ser fraccionado en partes. En resumen, la conciencia de nuestra ignorancia garantiza que somos conocimiento. Si nos sentimos ignorantes, debe ser porque hemos abandonado ese conocimiento que somos, y si lo hemos abandonado es porque "antes" lo teníamos... Luego, tenemos que recuperarlo, que recordarlo... Recordar significa "volver al corazón", allá donde, en palabras de Jesús de Nazaret, se encuentra el Reino de los Cielos.

Jesús María Bustelo Acevedo

Sólo los pensamientos amorosos son de verdad

Son los pensamientos que no compartimos con Dios los que nos hacen enfermar. En realidad, sólo los pensamientos amorosos, es decir aquellos que con Él compartimos, son verdaderos.

Jesús María Bustelo Acevedo

La Curación

La curación representa todo aquello que nos ocultamos a nosotros mismos para proteger nuestra falsa y caduca identidad que no reconoce la verdad de nuestro ser en su perenne y plena salud.

Jesús María Bustelo Acevedo

La Voluntad de Dios es que seamos felices

La Voluntad de Dios es que seamos felices, eternamente. Cuando elegimos la alegría, estamos alabando a Dios y estamos gozando de la gracia que de Él heredamos. Desde esta elección, construimos un mundo amoroso, feliz y abundante para todos. La Divinidad está en nosotros, así que su elección es nuestra propia y común elección.

Jesús María Bustelo Acevedo

Todas nuestras oraciones son respondidas

La Biblia nos dice que todas nuestras oraciones son respondidas. Pero si una oración no es más que una petición fabricada por el miedo, la única respuesta posible es la evidencia de que el miedo no puede ser satisfecho en sus pretensiones. El miedo es carencia, es división y es contradicción; por lo tanto, no sabe lo que quiere. Quien es movido por el miedo, por muy fervorosas que aparenten ser sus oraciones, no puede verse complacido por el Espíritu Santo. Pedimos con amor y por amor, porque el amor es nuestra naturaleza y el miedo no es más que un no reconocimiento de esta naturaleza que somos. Igual que pedimos con amor y por amor, el Espíritu Santo responde con amor y por amor. No podemos escuchar su respuesta cuando el miedo nos ensordece. Pedimos con y por amor, y recibimos esa respuesta del Espíritu Santo con y por amor.

Jesús María Bustelo Acevedo